Llamadme gratis
Área de Cliente
🔍 Glosario

Suelo radiante

Se define como un sistema de calefacción de baja temperatura que funciona mediante la canalización de agua caliente a través de una red de tuberías instalado bajo el pavimento de la vivienda, local o negocio. Esa agua que fluye es calentada en una caldera u otro sistema de generación de calor.

El suelo radiante se convierte en una alternativa eficiente y homogénea a los sistemas de calefacción tradicionales, ya que supone un menor consumo y aumenta tanto el confort como la sostenibilidad medioambiental.

Existen también suelos radiantes que funcionan con resistencias eléctricas, aunque no son recomendables debido a que conllevan un gasto económico de mayor envergadura.

¿Cómo funciona?

El suelo radiante funciona mediante la canalización de una fuente de calor bajo el suelo a través de una red de tuberías plásticas o cableado instalado bajo el pavimento. El agua se impulsa a baja temperatura (40ºC en invierno y 15ºC en verano).

Los circuitos son instalados sobre un aislante térmico y quedan recubiertos por una fina capa de mortero que se encarga de preservar la energía térmica recibida para ir posteriormente liberándola de forma paulatina, es lo que se conoce como la inercia térmica. No obstante, será importante determinar el espesor, la calidad y la distribución del mortero, ya que de ello dependerá dicha inercia.

La inercia térmica del suelo radiante es muy elevada, es decir, que tarda más en calentarse que en el caso de los radiadores tradicionales, aunque en contraposición seguirá emitiendo calor después de un tiempo de haberse apagado. Todo el calor se distribuye por la estancia de manera homogénea, evitando asimetrías que influyan en el confort de los habitantes.

De igual modo, toda instalación de suelo radiante debe contemplar la colocación de sondas de control para evitar que los suelos queden demasiado fríos. Su instalación se recomienda especialmente en climas fríos o estancias con una ocupación alta.

En cuanto a los componentes del suelo radiante hay que destacar:

  • Placa aislante: se coloca bajo el forjado y sirve de base para la red de tuberías del circuito.
  • Tuberías: suelen ser de polibutileno, y distribuidas en serpentín o en espiral.
  • Banda perimetral: banda de espuma que actúa como aislante lateral y de separación entre la instalación del suelo y las paredes, evitando puentes térmicos.
  • Colectores: de polímero o acero inoxidable, son usados para la alimentación paralela de circuitos de fluidos.
  • Placa de mortero: su espesor debe ser de 30mm como mínimo.
  • Fuente de calor: una caldera de condensación o bomba de calor.

Tipos de suelo radiante

Existen diferentes clases de sistemas de este tipo, y saber qué las diferencia es imprescindible a la hora de instalar la más apropiada.

  • Suelo radiante por agua caliente: funciona con tuberías instaladas bajo el suelo por las que circula agua calentada por una caldera para proporcionar una fuente de calor uniforme. Es eficiente y adecuado para climas fríos.
  • Suelo radiante eléctrico: el sistema está integrado por cables eléctricos o mallas calefactoras colocadas bajo el pavimento que, al conectarse a la red eléctrica, generan calor que se transmite al suelo. Su instalación es más sencilla, pero el consumo eléctrico puede ser elevado.
  • Sistemas de aire caliente: es el tipo de suelo radiante menos común, y emplea aire caliente que circula por conductos bajo el suelo. El problema es que el aire no retiene bien el calor, por lo que resulta menos eficiente en comparación con los sistemas anteriores.

Cómo instalar un suelo radiante

Instalar un suelo radiante puede parecer complicado, pero no lo es tanto si se tienen claros los puntos a seguir.

  1. Limpiar y nivelar la superficie sobre la que se instalará el sistema, poniendo especial atención a que esté libre de escombros y perfectamente plana.
  2. Colocar un aislamiento térmico de calidad sobre el suelo para que el calor no vaya hacia abajo y mejorar así la eficiencia del sistema.
  3. Instalar las tuberías o cables en función del sistema de suelo radiante elegido. Deben seguir un patrón uniforme para garantizar que la distribución del calor sea homogénea.
  4. Llegados a este punto, un profesional certificado tendrá que conectar las tuberías a la caldera o los cables a la red eléctrica y comprobar que todo funcione y que no haya fugas.
  5. Proceder a cubrir la instalación con una capa de mortero asegurándose de que quede uniforme y sin burbujas de aire.
  6. Colocar el revestimiento de suelo.

El sistema de suelo radiante puede ser instalado en viviendas antiguas, no solo en obra nueva, aunque es necesario tener en cuenta la altura extra que ganará la base del habitáculo y asegurarse de que la estructura soportará el peso adicional. Además, puede ser necesario ajustar puertas y zócalos para que se adapten a la nueva altura del suelo.

Principales ventajas del suelo radiante

El suelo radiante se ha convertido en uno de los principales métodos para caldear edificios o habitaciones. Son numerosas las ventajas que hacen que el público se decante por este sistema de calefacción:

Ahorro energético

Al utilizar un caudal mínimo y agua a baja temperatura supondrá un consumo eléctrico bajo, un rendimiento muy elevado y ahorro en la factura eléctrica. Los circuitos que lo componen son muy finos (ente 6 y 10 mm) y el caudal de agua que circula es mínimo, por lo que el consumo energético es muy reducido.

Versatilidad

El suelo radiante, a diferencia de otros sistemas de calefacción, puede emplearse junto a colectores solares para que permitan que el agua que circula por el interior alcance una temperatura de 35 - 40ºC.

Refrigeración

El suelo radiante es capaz de generar frío si se aplica en sistemas como la aerotermia o la geotermia, que cuentan con bomba de calor inversa capaz de revertir el proceso de generación de calor para climatizar el inmueble en verano.

Silencioso e invisible

El suelo radiante no genera ni ruidos ni corrientes de aire, incrementando el espacio útil de la vivienda y beneficiando positivamente a la estética de la misma.

Sostenibilidad

Al requerir de un menor consumo eléctrico también se reducirán las emisiones de CO2, ya que los sistemas tradicionales suelen funcionar con temperaturas superiores a 70 - 90ºC, frente a los 35 - 40ºC del suelo radiante.