Gas licuado del petróleo (GLP)
El gas licuado de petróleo, o GLP, es una mezcla de gases (principalmente propano y butano) que se obtiene del petróleo y del gas natural. Se almacena en estado líquido dentro de bombonas o depósitos a presión y se usa como combustible para cocinar, calentar agua o incluso mover vehículos. En resumen: es un gas de origen fósil, pero fácil de transportar y muy versátil en su uso diario.
¿Qué es un gas licuado?
Un gas licuado es un gas que, sometido a presión y/o enfriamiento, se convierte en líquido para ocupar menos espacio y poder almacenarse y transportarse con mayor facilidad. Eso es justamente lo que pasa con el GLP: al comprimirlo, pasa de estado gaseoso a líquido y se “encierra” en bombonas o tanques.
En tu día a día, cuando oyes hablar de “gas licuado”, casi siempre se refiere al gas licuado de petróleo (GLP), aunque también existen otros gases licuados como el gas natural licuado (GNL). La gran diferencia es que el GLP se compone sobre todo de propano y butano, mientras que el gas natural es mayoritariamente metano.
¿Cómo se hace el gas licuado del petróleo?
Si te preguntas cómo se hace el gas licuado de petróleo, la respuesta está en dos procesos: el refinado del crudo y el tratamiento del gas natural. Durante estas fases se separan diferentes componentes, entre ellos los gases licuables (propano, butano y otros hidrocarburos ligeros).
A grandes rasgos, el proceso es así: primero, el petróleo crudo se refina en una planta donde se separan sus componentes según la temperatura de ebullición. Por otro lado, al procesar el gas natural también se extraen gases como el propano o el butano. Estos gases se purifican y se someten a presión para que pasen a estado líquido, quedando listos para ser almacenados, transportados y vendidos como GLP.
Al ser un producto derivado del petróleo y del gas natural, el gas licuado de petróleo forma parte del conjunto de combustibles fósiles.
¿Para qué se usa el gas licuado del petróleo?
El GLP tiene muchos usos porque es fácil de almacenar, ofrece una combustión relativamente limpia comparada con otros combustibles fósiles y puede llegar a zonas donde no hay red de gas canalizado. Los usos del GLP más habituales son:
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En el hogar: para cocinar, calentar agua y alimentar calderas de calefacción mediante bombonas o depósitos.
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En zonas rurales o aisladas: como alternativa cuando no llega la red de gas natural.
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En hostelería y comercios: cocinas industriales, calefactores de terraza, hornos, etc.
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En industria: procesos térmicos, generación de calor o pequeñas instalaciones de vapor.
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En transporte: como autogás GLP para vehículos adaptados, con menores emisiones de partículas y NOx que otros combustibles fósiles líquidos.
Si en casa usas electricidad, gas natural y quizá también GLP, entender qué aporta cada uno te ayuda a tomar mejores decisiones de consumo y de eficiencia energética.
¿De qué depende el precio del gas licuado del petróleo?
El precio del gas licuado de petróleo depende de varios factores, y por eso lo ves subir y bajar con el tiempo. Los más importantes son:
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La cotización internacional del petróleo y del gas, ya que el GLP es un derivado directo de ambos.
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Los costes de producción, transporte, almacenamiento y distribución (por ejemplo, llevar bombonas a zonas rurales es más costoso).
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Los impuestos y la regulación de cada país, que pueden fijar o limitar el precio de ciertos formatos, como ocurre con algunas bombonas reguladas en España, publicadas periódicamente en el BOE.
En tu caso, lo más importante es que sepas que el GLP sigue siendo un combustible fósil. Por eso, siempre que puedas, combinar su uso con energía eléctrica de origen 100 % renovable y tarifas transparentes te ayuda a reducir tu impacto climático y a controlar mejor tu gasto energético en casa.