¿Qué calefacción consume menos?

Si te preguntas qué sistema de calefacción consume menos, la respuesta rápida y directa es la aerotermia (bomba de calor). A día de hoy, es el sistema que ofrece el mayor rendimiento energético del mercado, siendo capaz de generar hasta 4 kW de calor por cada kW de electricidad que consume. Sin embargo, sabemos que instalar este sistema no siempre es viable en todas las viviendas, ya sea por espacio o por la inversión inicial.

¿Te has preguntado alguna vez por qué las facturas se disparan tanto en invierno? Elegir el sistema de climatización adecuado es una de las decisiones financieras más importantes para tu hogar. No existe una solución mágica única para todo el mundo, pero sí existen datos objetivos sobre eficiencia que te ayudarán a decidir.

¿Cuáles son los sistemas más eficientes de calefacción?

Para entender qué calefacción gasta menos, primero debemos hablar de un concepto técnico pero sencillo: el rendimiento. Mientras que una caldera tradicional o un radiador eléctrico convencional tienen un rendimiento cercano al 100% (o inferior, en el caso de calderas antiguas), las bombas de calor juegan en otra liga.

Aquí tienes el ranking de eficiencia según los datos que maneja el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía):

Aerotermia (Bomba de calor): Es la campeona indiscutible. Su tecnología no "crea" calor quemando combustible, sino que lo "transporta" desde el aire exterior hacia el interior de tu casa. Su rendimiento suele superar el 300% o 400%. Es ideal para climas templados y se puede usar con suelo radiante o radiadores de baja temperatura.
Caldera de Gas de Condensación: Si tienes acceso a gas natural, esta es la evolución eficiente de las calderas de toda la vida. Aprovechan el calor del vapor de agua contenido en los humos de la combustión, logrando rendimientos superiores al 100% sobre el poder calorífico inferior.
Calefacción de Biomasa (Pellets): Aunque el combustible es muy barato y ecológico, las calderas requieren espacio para almacenar los sacos y un mantenimiento de limpieza constante. Es una opción muy económica a largo plazo para viviendas unifamiliares.
Radiadores eléctricos (efecto Joule): Son los más baratos de instalar (basta con enchufarlos), pero suelen ser los más caros de mantener encendidos si no tienes una tarifa adecuada, ya que su relación de consumo-calor es 1 a 1.

Cabe mencionar que la eficiencia del equipo es vital, pero el aislamiento de tu casa lo es aún más. De nada sirve tener el sistema más moderno si el calor se escapa por unas ventanas viejas.

¿Qué tipo de calefacción es más respetuosa con el medio ambiente?

Aquí la ecuación cambia ligeramente. Si tu prioridad, además del ahorro, es la sostenibilidad, debes mirar hacia la electrificación. Los sistemas de combustión (gas, gasoil, carbón) emiten CO2 y otros contaminantes directamente a la atmósfera en tu ciudad.

La calefacción eléctrica (ya sea por bomba de calor o radiadores), por sí misma, no emite gases en tu hogar. Pero, ¿de dónde viene esa electricidad? Si estás con una comercializadora como Lucera, que te garantiza energía 100% renovable con Certificado de Garantía de Origen (GdO), tu calefacción será totalmente limpia. Estarás calentando tu hogar con la fuerza del viento o del sol, sin contribuir al cambio climático.

¿Cómo ahorrar electricidad con la calefacción?

Saber qué sistema consume menos es solo la mitad del camino. La otra mitad depende de cómo lo uses. Tus hábitos pueden influir hasta un 30% en la factura. Aquí tienes algunas claves:

Controla el termostato : 20–21ºC es suficiente. Cada grado extra aumenta un 7% el consumo.
Aprovecha la inercia térmica: Si sales poco rato, no apagues del todo. Mantener la temperatura puede ahorrar más que calentar desde cero.
Purga los radiadores (si son de agua): Hazlo una vez al año, antes del invierno.
Zonifica: Cierra las habitaciones que no utilices.
Ventila con cabeza: 10 minutos por la mañana. Si puedes hacerlo cuando hace más sol, mejor.

Si tienes un sistema eléctrico y quieres evitar las subidas del mercado, optar por una tarifa de luz a precio fijo. Con ella, sabrás exactamente cuánto vas a pagar por cada kWh que consuma tu calefacción, sin sorpresas ni sobresaltos por las subidas horarias del mercado mayorista.