30 de diciembre de 2025
¿Es la energía nuclear limpia?
La respuesta corta es que depende de qué entiendas por "limpia". Si nos referimos estrictamente a las emisiones de gases de efecto invernadero durante la generación de electricidad, sí, la energía nuclear es limpia. De hecho, las centrales nucleares no emiten dióxido de carbono (CO2) mientras funcionan, lo que ayuda a frenar el cambio climático. Sin embargo, si miramos el ciclo completo y los residuos que genera, la respuesta se vuelve mucho más compleja y matizada.
¿Te has preguntado alguna vez por qué existe tanto debate en torno a este tema? La Comisión Europea la ha catalogado recientemente como una energía "verde" de transición, pero eso no elimina sus riesgos ni la gestión de sus desechos.
A continuación, desglosamos los puntos clave para que entiendas el papel real de la energía nuclear en nuestro sistema eléctrico.
¿Qué tan contaminante es la energía nuclear?
Para saber si la energía nuclear es limpia o contaminante, conviene separar dos tipos de impactos:
Contaminación atmosférica. Las centrales nucleares no emiten CO₂, NOx ni SO₂ mientras producen electricidad. Es decir, no generan contaminación atmosférica como las centrales de carbón o de gas. Las grandes nubes blancas que vemos en las torres de refrigeración son vapor de agua, no humo.
Contaminación por residuos o accidentes. Aquí aparece el punto crítico. Aunque los accidentes son poco frecuentes, sus efectos pueden ser muy graves y duraderos. La contaminación radiactiva afecta al suelo, al agua y al aire.
Por su parte, la extracción de uranio sí provoca impactos ambientales importantes en los lugares donde se extrae.
¿Por qué la energía nuclear es más limpia?
Si nos centramos en la lucha contra el cambio climático, hay argumentos sólidos que explican por qué la energía nuclear es limpia en términos de descarbonización.
Cero emisiones directas: Como hemos mencionado, no emite CO2 al generar electricidad. Esto es vital para cumplir con los objetivos internacionales de reducción de emisiones.
Alta densidad energética: Una pequeña cantidad de uranio produce una cantidad inmensa de energía. Esto significa que se necesita menos terreno y "menos recursos" físicos para generar la misma electricidad que otras fuentes.
Estabilidad: Funciona las 24 horas del día, independientemente de si hay sol o viento. Esto la convierte en un respaldo estable para las energías renovables, que son intermitentes.
Por estas razones, muchos expertos defienden que la energía nuclear es necesaria como compañera de viaje de las renovables durante la transición energética, al menos hasta que tengamos mejores formas de almacenar la energía verde.
¿Qué residuos deja la energía nuclear?
Aquí es donde el concepto de "limpieza" se enturbia. La energía nuclear genera residuos radiactivos que son peligrosos para la salud humana y el medio ambiente durante miles de años. No se trata de basura común que desaparece o se recicla fácilmente.
Los residuos se clasifican principalmente en:
Residuos de baja y media actividad. Incluyen herramientas, filtros o ropa utilizada en las centrales. Su radiactividad disminuye en varias décadas.
Residuos de alta actividad. Es el combustible gastado (uranio). Estos residuos son tóxicos y peligrosos durante miles de años.
El reto de gestionar estos residuos es un desafío ético y tecnológico. Estamos generando desechos hoy que tendrán que ser vigilados por generaciones futuras.
En conclusión, aunque la nuclear no calienta el planeta con CO2, deja una huella tóxica muy difícil de borrar. En Lucera, creemos que el futuro debe ser 100% sostenible y seguro. Por eso, apostamos por fuentes renovables como la solar o la eólica, que son limpias en su generación y no dejan residuos peligrosos.
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