01 de junio de 2022
Green City: qué es y por qué es el futuro
El tema que vamos a tratar hoy es el papel de las ciudades ante el cambio climático, lo cual es una de las preocupaciones globales actuales y cuyas consecuencias se intentan paliar mediante los proyectos de Green City o ciudades verdes. ¿No habías oído hablar de ellas? ¡Quédate y entérate de todo sobre estos alucinantes modelos de ciudad!
¿Qué es una Green City?
En una Green City se abordan principalmente temas relacionados con cómo enfrentarnos a las consecuencias de la actividad humana del pasado, es decir, ser sostenibles y respetuosos con la tierra y el medioambiente. En definitiva, una Green City piensa en el respeto por el planeta, que es de dónde vienen los recursos que utilizamos. Estas ciudades sostenibles buscan una serie de avances tales como autoabastecerse energéticamente, gestionar mejor los recursos naturales y los residuos, el fomento de economía circular, el aumento de espacios verdes (incluso en edificios) y su mantenimiento, condiciones de empleo digno entre los ciudadanos y el uso de medios de transporte más sostenibles: transporte público, movilidad eléctrica.
Una Green City persigue la máxima eficiencia, incluso si es necesario importar energía o recursos de otras ciudades. Los conceptos claves para una Green City son el autoabastecimiento y su modelo urbanístico.
Ejemplos de Green City en la actualidad
A efectos prácticos y según lo anteriormente explicado, una tribu del Amazonas puede considerarse perfectamente una Green City, pues respetan los recursos de la naturaleza y conviven con ella en armonía, garantizando una economía sencilla pero efectiva y el mantenimiento de su comunidad. Ahora bien, lo que realmente queremos decir con Green City es una ciudad cuya arquitectura, transporte, organización de espacios públicos, forma de consumir, entre otros factores, están pensados para sacar el máximo partido sin dañar el medioambiente y con el mínimo impacto posible sobre el planeta y sus recursos.
La definición de Green City no se refiere solamente a la cantidad de plantas, como puede parecer. Esta se basa en realidad en los avances que se han realizado en beneficio de la sostenibilidad a través de la arquitectura, las nuevas tecnologías o el componente social. No significa que todo esté cubierto de plantas, ni que los edificios se pierdan entre la naturaleza o tengan formas sinuosas y futuristas. Buenos ejemplos de Green City son Reikiavik, Islandia; Malmö, Suecia; o Vancouver, Canadá.
Reikiavik: esta ciudad verde ha realizado grandes avances en movilidad, gracias a sus autobuses de hidrógeno, y en energía, pues su calor y su electricidad provienen de fuentes geotérmicas e hidroeléctricas renovables. La ciudad está decidida a convertirse en libre de combustibles fósiles para 2050.
Malmö, en Suecia, lleva una continua transformación hacia la eficiencia energética y la ciudad sostenible. Son muchos los barrios que ya se han transformado utilizando un diseño energético innovador y buscan ser más receptivos social, ambiental y económicamente.
En Vancouver, Canadá, el 90 % de la energía proviene de fuentes renovables. La ciudad es líder en energía hidroeléctrica y ahora está trazando su ruta hacia la energía eólica, solar y mareomotriz para reducir significativamente el uso de combustibles fósiles.
El acuerdo de la UE para crear ciudades más sostenibles
Por si no lo sabías, la Comisión Europea ha lanzado la iniciativa Green City Accord, un acuerdo de alcaldes europeos comprometidos con hacer ciudades más limpias y saludables.
Su objetivo es mejorar la calidad de vida de todos los europeos y acelerar la aplicación de las normativas medioambientales de la UE. Al firmar este acuerdo, las ciudades se comprometen a abordar cinco áreas de la gestión ambiental:
Aire: los firmantes acuerdan alcanzar una mejora significativa de la calidad del aire acercándose a las directrices de calidad del aire de la OMS y poniendo fin a las superaciones de las normas de calidad del aire de la UE lo antes posible.
Agua: se pretenden conseguir avances significativos en la mejora de la calidad de las masas de agua y la eficiencia del uso del agua.
Protección de la naturaleza y la biodiversidad: se requiere un progreso considerable en la conservación y mejora de la biodiversidad urbana, incluso mediante un aumento en la extensión y la calidad de las áreas verdes en las ciudades, y deteniendo la pérdida y restauración de los ecosistemas urbanos.
Circularidad: se requiere avanzar hacia la economía circular asegurando una mejora significativa en la gestión de los residuos domésticos municipales, una importante reducción en la generación de residuos y el vertido, y un aumento sustancial en la reutilización, reparación y reciclaje.
Ruido: se deberá reducir significativamente la contaminación acústica en las ciudades y acercarse a los niveles recomendados por la OMS.
Los participantes se comprometen a establecer niveles de referencia y proponer objetivos ambiciosos que vayan más allá de los requisitos mínimos establecidos por las leyes de la UE dentro de los dos años posteriores a la firma, así como también deberán implementar políticas y programas de manera integrada, para lograr sus objetivos en 2030 e informar sobre la implementación y el progreso cada tres años.