Estamos orgullosos de decirlo, nuestros clientes han evitado que se emitan a la atmósfera 11,16 millones de kilogramos de CO₂. Este gas (el dióxido de carbono) contribuye al efecto invernadero y a empeorar el cambio climático.
Como la CNMC certificó hace unas semanas el origen renovable del 100% nuestra energía en 2017, nos hemos puesto la gorra de contable y calculado el beneficio para el planeta. ¡Que dicho de paso no está nada mal!
Las emisiones de CO₂ a la atmósfera
En general, España aumentó un 7,4% las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) procedentes de la combustión de combustibles fósiles en 2017. Este es el cuarto mayor incremento de todos los países de la Unión Europea.
A nivel europeo tampoco reducimos emisiones de CO₂, donde éstas crecieron un 1,8%, según datos de la oficina de estadística europea Eurostat.
Por todo ello sabemos que ahora más que nunca, es muy importante que entre todos pongamos nuestro granito de arena. Por eso en Lucera solamente comercializamos luz de origen renovable, certificada por la CNMC.
En 2017 evitamos la emisión de 11.160.000 de kg de CO₂. Para que te hagas una imagen más visual, para contrarrestar esa cantidad de emisiones de CO₂ haría falta plantar 3,6 millones de árboles. ¿Te parecen muchos árboles? Si los plantáramos juntos, ocuparían 14.634 estadios de fútbol.
Los residuos tóxicos de las centrales nucleares
Si todo se solucionara plantando árboles, todo sería un poquito más fácil (aunque no sería una solución a largo plazo). También hay que tener en cuenta que el 25.1% de la energía generada en España fue de origen nuclear. Y ese proceso genera residuos altamente tóxicos.
La media española está en la generación de 0,54 miligramos de residuos radiactivos por cada kWh de energía producida. En el caso de Lucera generamos 0 residuos porque no comercializamos energía nuclear, solamente la de origen renovable.
En resumen, hemos evitado la generación de 19.440.000 miligramos de estos residuos. En cifras más habituales, serían 19,44 kilogramos de residuos. Aunque esta cifra no te parezca tan alarmante, podrían caber en un una decena de bidones y eso no puede parecer mucho.
Pero la realidad es que estos materiales permanecen abandonados en los alrededores de las fábricas emitiendo toxicidad al aire y liberando productos radiactivos a las aguas superficiales y subterráneas durante siglos. Todo ello extremadamente peligroso para la vida humana.
Además, el tratamiento de los residuos es especialmente difícil. Aunque el principal elemento sea el uranio (95% de los residuos), otro 2% de los residuos mantiene una gran actividad durante los primeros 150-200 años. Entre estos residuos se encuentran el plutonio 240, que tiene un período de semidesintegración de aproximadamente 6.600 años; y el neptunio 237, con un período de 2.130.000 años.
Definitivamente tenemos que cambiar este modelo, ¿no crees? Y el primer paso tienes que darlo tú, cambiando tu forma de consumir energía.
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